Una locura

lunes, 11 de mayo de 2009 - - 0 Comments

Abrí los ojos, sabía que lo que veía no podía ser real, pero aún así lo parecía, una realidad muy macabra. Las paredes del cuarto estaban manchadas con un líquido viscoso de color rojo intenso. Apenas me inmuté, simplemente me levanté de la cama y comenzé a caminar, el suelo también estaba cubierto de esa viscosidad y mientras caminaba mis pies se hundían en ella. Me sorprendía que en esa situación, digna de una locura digna de Hitchcock, yo permaneciera imperturbable. Me acerqué a la puerta y la abrí lentamente.


Abrí los ojos, estaba en un parque infantil. Habían niños jugando, pero ningún adulto. Oía sus risas y sus pequeños cuerpos correteando, pero era incapaz de verles los rostro. Corría detrás de ellos intentando verles la cara , pero mirara por donde mirara siempre les veía de espaldas. Entonces un columpio me golpeó la cabeza.


Abrí los ojos, no podía ver nada, sólo un blanco cegador a mi alrededor, de repente un voz, un ruido, no sé. Comenzé a caminar hacia él, aunque en realidad no avanzaba. Al cabo de un tiempo caminando sin rumbo fijo y aún rodeado por ese blanco cegador mis pies comenzaron a arder, pero no sentía el fuego, luego mis pierna, más tarde mi torso y mis brazos, también mis manos y finalmente mi cabeza.


Abrí los ojos, oía mucho ruido, pero amortiguado, vi un rostro, dos, tres, quizás más. El primero hacía un movimiento constante con sus manos sobre mi pecho. Giré la cabeza y vi un líquido viscoso de color rojo intenso a mi alrededor, unos pies, unas ruedas. Vi una sombra, una sombra sin rostro. No era una sombra, era una túnica. Ví una túnica sin rostro y unas manos huesudas sujetando algo que brillaba y por último un susurro que me llamaba.


Cerré los ojos.

This entry was posted on lunes, mayo 11, 2009 You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.

0 message in a bottle: